13 de Agosto de 2014 - Vigésimo Aniversario
Instituto Manuel Dorrego
Autoridades, colegas, comunidad educativa, amigos:
Celebrar
un aniversario siempre en un motivo de alegría, camaradería y seguramente de
balances.
Hoy
nos reunimos, para celebrar el vigésimo aniversario de nuestra Institución, y
elegimos como fecha el día en que Manuel Dorrego asumiera como Gobernador de la
Provincia de Buenos Aires, como hace ya más
de dos décadas asumíamos el compromiso de poner este Establecimiento Educativo
en marcha.
Salvando
las distancias, entendimos como símbolo el hecho de asumir responsabilidades ya que ilustraba en gran parte el desafío educativo que el Colegio Dorrego
iniciara hace 20 años.
Seguramente
son inagotables los agradecimientos y reconocimientos que debemos a quienes
permitieron que ese inicio de actividades de 1994 con 60 alumnos y 4 docentes
se transformase en este colegio con 500 alumnos y 40 docentes entre sus tres niveles que diariamente recrean la ilusión
de seguir haciendo de la educación una herramienta de cambio y progreso social.
Alicia
Ortega, mi madre. Con su inagotable solvencia docente enseñando no solo a
nuestros primeros alumnos y siendo su Directora sino también formándonos a
nosotros en la tarea y en la pasión por la enseñanza.
Claudia
Palumbo, mi esposa. Con su constancia, su compromiso y su optimismo a prueba de
todo, aún en momentos realmente
desalentadores.
Los
docentes que nos acompañan desde siempre o desde los más tiernos inicios.
Karina en su entrega. Analía en su lealtad. Horacio en su empatía para entender
en cada momento que es lo prioritario.
Pero
más allá de cada uno de los cimientos de
humanidad y docencia sobre los que hemos construido esta Institución es
necesario resaltar que el Instituto
Manuel Dorrego y la Educación Pública de Gestión Privada no existen producto de
un capricho de quienes emprendimos el desafío de fundar estos establecimientos,
ni tampoco son una aventura económica de las leyes del mercado.
El
Instituto Dorrego y como él cientos de
colegios de gestión privada que sirven a los sectores económicamente más postergados de la sociedad
bonaerense son hijos y frutos de una demanda, un reclamo y una necesidad de
miles de familias que día a día buscan responsablemente el lugar donde
confiar lo más preciado. La educación, la formación de sus hijos.
Este
reclamo de las familias, de encontrar ese
sitio que sea El Lugar de sus hijos también
está presente en los docentes que eligen
desarrollar su vocación en este tipo de emprendimientos educativos en la
convicción que encontraran el acompañamiento, el apoyo y todo lo humanamente
posible para que puedan hacer su tarea del mejor modo.
Somos hijos de un
reclamo
tanto de los padres como de los docentes para encontrar un ámbito donde
albergar todos los anhelos de construir
una educación facilitadora del crecimiento de nuestros niños y jóvenes.
Y para
aquellos que han visto en el Instituto Dorrego ese lugar, nuestro eterno
agradecimiento.
Si hemos tenido una
virtud en estas dos décadas de existencia de nuestro colegio ha sido ser ARMONIZADORES
de aspiraciones, sueños y deseos de una comunidad.
Armonizadores de esfuerzos docentes e
ilusiones familiares.
Armonizadores
entre lo ideal y lo posible sin jamás abandonar la utopía de una sociedad mejor construida desde la educación.
Las
Leyes provinciales e incluso la Constitución Nacional reconocen a la Educación Privada como un derecho de
TODOS LOS CIUDADANOS.
El Derecho de las
familias a elegir libremente donde educar a sus hijos, en que proyecto y en que
valores. El derecho de optar.
Incluso
se dispone desde la ley la asistencia
económica con aporte estatal para garantizar que el ejercicio de este derecho
sea posible también a quienes menos recursos disponen.
Así
de presente está este derecho a la educación en las normas escritas que dan
forma a nuestro sistema educativo.
Y así de lejos está la verdadera
inclusión de este espacio educativo, digo de la educación de gestión privada, en el imaginario los medios, en el discurso de
los políticos, gremialistas y en las políticas activas del Estado para el
apuntalamiento de este sector en los principios de equidad distributiva y de
justicia social.
Si
en medio de la crisis educativa que
vivimos aún nuestros hijos se educan,
en gran parte lo debemos al compromiso y
dinamismo de las comunidades que optaron por servicios educativos como el
nuestro.
Los
números son concluyentes, en la Provincia de Buenos Aires de cada 10 alumnos 4 están en un establecimiento de gestión privada.
Es
evidente que no todos son ricos sino el 40% de los bonaerenses nadaría en la
abundancia.
Cuatro de cada diez
alumnos bonaerenses optan por establecimientos privados como el Dorrego porque
buscan un verdadero proyecto de crecimiento a través de la educación y confían
en nosotros.
Cuatro
de cada 10 chicos. Cuatro de cada 10 familias.
El
estado provincial destina a nuestro
sector solo sesenta centavos de cada 10 pesos que destina a educación. Es claro,
solo el 6% para el 40% de los
estudiantes.
Una
enorme desproporción e injusticia fundamentalmente con quienes más necesitan de
la educación para poder dignificar sus vidas y el futuro de sus hijos.
En
el marco de este olvido y estas postergaciones el Instituto Dorrego cumple con dignidad y alegría su segunda década de
existencia al servicio de la educación popular, acompañado por su comunidad y
sintiendo el enorme orgullo de no dar abasto con más vacantes que nos requiere
la comunidad, desbordándonos año a año.
Esa es la valoración que
la comunidad hace de nosotros. Nos demanda, nos busca, nos elige. Nos quiere. Y ese es nuestro mejor
pago.
Es
el motor de este desafío y la razón de esta comunión con nuestros padres,
docentes, alumnos y vecinos. Un concepto evangélico. Una pedagogía de la proximidad.
La
cercanía a la comunidad, a los alumnos, a los padres, a los docentes nos hace fuertes ya que nos permite
entender profundamente las problemáticas, las angustias, los requerimientos y
los anhelos de los nuestros, y desde la PROXIMIDAD nos impulsan a
perfeccionarnos en nuestros esfuerzos para dar las respuestas educativas que se nos piden.
La
PROXIMIDAD nos impulsa también como educadores a asumir diversas funciones: el
conocimiento del contexto y la cultura cotidiana que viven los alumnos; la atención personalizada y cálida a cada
uno de ellos; el descubrimiento de las necesidades vitales y
educativas, las posibilidades y las
oportunidades de ayuda que ofrece la
relación humana cercana y entrañable y la escucha permanente de sus
expectativas, miedos y esperanzas.
Hoy
nos convoca la dicha de celebrar 20 años
de proximidad pedagógica. Veinte años de ver en esa proximidad a un SER
PRÓXIMO. A un PRÓJIMO. A un hermano.
Desde esa concepción
pedagógica de la proximidad que nos permite acercarnos al verdadero
entendimiento, simplemente quiero decir a esta noble institución y a esta hermosa
comunidad, como solemos cantar en familia: FELIZ EN TU DÍA Y QUE CUMPLAS MUCHOS
MÁS.
Lic. Marcelo Cabrera