A 30 años del Nunca Más
La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) fue creada el 15 de diciembre de 1983 para llevar adelante la investigación sobre las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas entre los años 1976 y 1983. Estuvo integrada por personalidades de diversos ámbitos de la cultura, la ciencia y la religión,entre otros.La CONADEP tenía como misión investigar, recibir información y denuncias sobre las desapariciones de personas, secuestros y torturas que sucedieron durante el período de la dictadura, con el objetivo final de generar informes a partir de todos estos elementos reunidos. Así sucedió y la comisión entregó su documento final al entonces presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) el 20 de septiembre de 1984. Luego, el informe sería editado en el libro Nunca Más, también conocidos con el nombre de Informe Sábato, dado que el reconocido escritor había redactado parte de su contenido y presidido la comisión investigadora.¿Cuál es la historia de este informe? ¿Bajo qué condiciones políticas tuvo lugar?
Luego de la derrota en la guerra de Malvinas, la crisis política se profundizó, la dictadura ya no pudo recuperarse y se fueron generando las condiciones para un nuevo escenario político, en el que distintas organizaciones sociales y la Multipartidaria –el espacio que reunía a la Unión Cívica Radical, el Partido Justicialista, el Intransigente, el Demócrata Cristiano y el Movimiento de Integración y Desarrollo– retomaron, aunque con distintos matices, la búsqueda de los desaparecidos.
En estas condiciones políticas surgió la CONADEP. Si bien varios organismos rechazaron originalmente la idea, muchos familiares y testigos de las desapariciones confiaron su testimonio a la comisión. Como hemos dicho, la investigación se materializó en el libro Nunca Más, cuya información resultó sumamente valiosa para llevar a cabo, año después, la entrega del Informe y el Juicio a las Juntas.
Por varios motivos, el Nunca Más es uno de los libros más importantes que se han producido en nuestro país desde la reapertura democrática y aún de nuestro siglo XX. El impacto social del libro sigue siendo asombroso, hasta el año 2007, se habían vendidos 503.830 ejemplares y había sido traducido a varios idiomas.
¿En qué radica su importancia? En primer lugar, en que demuestra fehacientemente, contra la idea de que los crímenes cometidos por los militares argentinos habían obedecido a ciertos «excesos», que la dictadura ideó un «plan de carácter sistemático» de secuestro, tortura y desaparición de personas. En segundo lugar,porque reúne un caudal de información apreciable sobre los crímenes cometidos contra la humanidad que resultó sumamente valiosa en el Juicio a las Juntas, además que reforzaba, desde un punto de vista moral, la demanda de castigo a los culpables.
Asimismo, el informe le otorgó mayor legitimidad pública a la voz de los familiares y los militantes de los organismos de Derechos Humanos. La sola publicación de esa información atentaba contra uno de los propósitos centrales de la «política de desaparición»: borrar todas las huellas de los crímenes cometidos.
Por todas estas razones, el libro es altamente valorado socialmente.
El Nunca Más siguió provocando una alta identificación en nuestra sociedad, como lo prueba el hecho de que el título del libro se convirtió en una consigna utilizada en diversos tipos de manifestaciones públicas convocadas para pedir justicia, no solamente cuando se trata de hechos relacionados con la dictadura sino también cuando se trata de reclamos vinculados al respeto de los Derechos Humanos en general. La imagen de Julio César Strassera, el Fiscal acusador del Juicio de 1985, finalizando su alegato con la expresión «Nunca Más» condensa como ninguna otra esta situación y este reclamo social.
Finalmente, dos anécdotas resumen el modo en que esta consigna ha logrado sedimentarse en amplios sectores de la población. Hacia el año 2004, un profesor de Educación Física escaló el Aconcagua para inscribir en el cerro esta frase y dejar allí una réplica de la portada de la primera edición del libro. En ese mismo año, un conjunto de vecinos del barrio porteño de Agronomía guardó en una cápsula un ejemplar del libro, para que sea abierta dentro de cincuenta años. Ambos ejemplos, aunque parezcan anecdóticos, son indicativos de que el Nunca Más es considerado como un libro muy valioso para los argentinos, que merece ser conservado a lo largo del tiempo
EL RECUERDO DE ALGUNOS PARTICIPANTES DE LA CONADEP
En un encuentro realizado en la Faculta de Derecho de la UBA para recordar los 30 años de la CONADEP, algunos de los participantes de aquella comisión tomaron la palabra.
Graciela Fernández Meijide, quien tuvo a su cargo la Secretaría de Recepción de Denuncias de la CONADEP y fue miembro activo de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos durante la dictadura militar. Evocó esta última, la que al igual que otros organismos deseaba una Bicameral cuando llegó la democracia. “Queríamos una Bicameral porque los militares antes de irse, en uno de sus últimos actos, se dieron la autoamnistía y todos creían que iba a ganar el justicialismo”, recordó. La otra oferta con chances de llegar el poder proponía investigar y someter a juicio, con los niveles de responsabilidad y respetando el tribunal natural. En este marco, resaltó que “en nuestros documentos decíamos que queríamos una condena social y moral, no hablábamos de juicio, a pesar de que nos habíamos dedicado a juntar los elementos para un día llegar a la Justicia”. Destacó especialmente la inesperada aparición de los sobrevivientes, quienes habían estado hasta tres años secuestrados y no se tenían noticias de ellos porque los casos no habían sido denunciados. “Esa gente tuvo el coraje de dejar atrás los tormentos, los miedos, la seguridad familiar, porque nadie creía que los militares habían perdido el poder. Esa gente nos permitió construir una prueba que de otra forma no hubiéramos tenido”, enfatizó. En cuanto a Alfonsín, puntualizó que quedará en la historia como quien fue capaz de revertir una tendencia en Argentina a amnistiar y aceptar que las Fuerzas Armadas tenían derecho a intervenir para poner orden cada vez que la política no podía solucionar los problemas.
Acto seguido, Magdalena Ruiz Guiñazú, miembro ad honorem de la CONADEP y quien tuvo un aporte decisivo en la investigación y la edición del libro Nunca Más, así como del documental televisivo homónimo, hizo referencia a que ella no había militado en una asociación de derechos humanos. “En 1977, desaparece Eduardo Frías, jefe de fotografía de la Editorial Atlántida, y se me terminaron todas las dudas. La desaparición de personas era un hecho atroz que existía en nuestro país”, evocó. Indicó que en la CONADEP se trabajó con un gran respeto y humildad. “No es verdad que había que pedir perdón porque en 30 años de democracia no se había hecho nada por los derechos humanos (…) Esto se hizo en el país y todavía tiene sus efectos”, expresó. Además, manifestó la satisfacción por haber contribuido, mediante el informe, a que los responsables fueran condenados o por lo menos enjuiciados. Por otra parte, consideró importante reconstruir e investigar las desapariciones que ocurrieron durante el gobierno constitucional de Isabel Perón.
Luego, Norberto Liwski, presidente del Comité para la Defensa de la Salud, la Ética y los Derechos Humanos (Codeseh) y profesor asociado de la Cátedra Cultura para la Paz y Derechos Humanos, de Adolfo Pérez Esquivel, afirmó que con el transcurso del tiempo se advirtió que “nuestro testimonio no fue en vano, no por lo individual sino básicamente por lo colectivo”. Liwski también recalcó el valor intergeneracional que tiene el Nunca Más. Además, entendió que “sobrevivir en los campos de concentración con cada uno de los dolores que cada uno lleva consigo es también una profunda responsabilidad, que tenía como casi primera oportunidad de manifestarse la CONADEP, dando a conocer no el padecimiento personal, sino la experiencia colectiva de un campo de concentración”. En la misma línea argumental, Liwski examinó que esa responsabilidad los hacía actores de una historia política de ese golpe de Estado y su terrorismo de Estado. “La construcción del testimonio también ha sido un gran esfuerzo”, estimó.
“Desde la Facultad de Derecho se entiende que la memoria se construye cotidianamente, por lo que fomentamos la memoria, lo hicimos en el pasado, lo hacemos en el presente y nos comprometemos para que se haga en el futuro”, expresó la Decana Mónica Pinto.
El 24 de marzo de 1976 no fue un día más en la historia argentina. En esa fecha las Fuerzas Armadas de nuestro país usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón. Del mismo modo destituyeron a los gobernadores de las provincias, disolvieron el Congreso Nacional y las Legislaturas Provinciales, removieron a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y anularon las actividades gremiales como así también la de los partidos políticos. En suma clausuraron las instituciones fundamentales de la vida democrática.
El golpe de 1976 fue el último pero no el único. Desde 1930 nuestro país había sufrido sucesivas interrupciones del orden democrático. La supresión de los gobiernos elegidos por el pueblo, la represión de los conflictos que surgían entre distintos sectores sociales y la apelación a la violencia habían sido, lamentablemente, bastante frecuentes desde esa fecha. Sin embargo, la dictadura que se inició en 1976 tuvo características inéditas, recibiendo el nombre de terrorismo de Estado.
Muchas emociones, cuadernos nuevos, toda la familia atenta, la comunidad educativa presente... PRIMER DÍA!!!!!!!
Educar con amor
Una educación con amor es aquella en la que el estudiante es escuchado, es comprendido y es llevado hasta el límite de sus posibilidades en la búsqueda de sus propias verdades; es aquella en la que es reprendido (entendiendo por reprender todo aquello que acarrea actos formativos) por sus actos malintencionados y premiado por sus proezas. Educar con amor es brindar un abrazo cuando es necesario, así el sistema piense lo contrario. Es transmitir esa pasión por lo enseñado motivando el aprendizaje… pero sobre todo, educar con amor es permitir que el estudiante abra su corazón por medio de la palabra para que libere sus miedos y encuentre consuelo y pasión en las ideas y en las historias que otros nos han legado.
Feliz inicio a la Comunidad Educativa
INSTITUTO MANUEL DORREGO